Comun y corriente

Iba caminando f'urica, hasta un tonto podría entender porque.
Yo no lograba entender porque era tan fácil para algunas personas afirmar  hechos que no habían comprobado por ellos mismos. Pero todo apuntaba a que la única manera de descubrir al detractor, era preguntando, o gritando. Y podía haber gritado, quería gritar, pero solo llore. Me estaba volviendo loca, por algo que alguien dijo, que no era cierto y no sabia ademas si todos le habían creído. Pero ya no eran todos, todos eran ya nadie. Nadie me creía, nadie estaba, nadie confiaba.
Yo había pasado a ser para ellos, alguien común y corriente.
De seguro lo merecía. Por alejarme de su aprobación, por no avisarles que estaba siguiendo las reglas.
Es que, en realidad no importaba si las seguía o no, el desapego se valía de que ellos decían que simplemente no sabían donde estaba, ni que hacia, si hacia bien o mal.
Yo siempre me creí independiente. Nunca mis decisiones habían dependido de ellos.
Me ofendía que pensaran que yo quería agradar a sus ojos.
Ahora, lejos pero no escondida, construía mi vida de malas decisiones.
Pero siempre, lo que ellos pensaban de mi, era peor que lo que en realidad yo hacia.
Lastimosamente, el enemigo no desaprovechaba oportunidad para burlarse de mi.
Porque, para los impíos, yo era una estupidez andante, una inocente inmadura. Yo no había decidido, según ellos, me habían obligado en mi ignorancia. Y para los santos, yo, una necia, que dependía de sus horarios y calendarios para ser aprobada. No era posible!, yo?, seguramente estaba muerta. Había sido tragada por el mundo. Seguramente ya tenia un noviecillo por ahí...